"Viajando con Jesús"
“…Porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que tú vayas…” Josué 1:9
¡Me encanta viajar! Disfruto la preparación, los planes, las paradas, las experiencias, las comidas y más que todo, la compañía y lugar destinado. Se me ocurre que nuestra experiencia cristiana en este mundo se podría comparar con un viaje.
Cuando nos preparamos tenemos que elegir nuestro ajuar de acuerdo al lugar, clima, y actividades en los cuales vamos a participar. Si el lugar es caliente, debemos llevar ropa liviana y sandalias. Si el lugar es frío, debemos llevar abrigos, botas y guantes. Nuestro ajuar espiritual debe ser lo que nos equipe y prepare para nuestro destino celestial. Debemos usar y llevar con nosotros su palabra, la oración, alabanza, testificación, y gozo.
Si viajamos en auto, y el viaje es muy largo, debemos llevar provisión, en caso de alguna emergencia. Se recomienda que siempre tengamos gasolina extra, cable de cargar batería, linterna, sábana y ropa extra. De igual manera, nuestra preparación para nuestro viaje al cielo, debe incluir herramientas que nos equipen y preparen a tener una llegada exitosa. Debemos usar las provisiones espirituales que nos fortalecen. El camino a seguir puede estar lleno de aventuras: atajos, piedras, desvíos, oscuridad, tormentas, días de sol, paradas y mucho más. ¡Qué maravilla es saber que nuestro conductor es Jesús! Cuando ponemos todos nuestros planes en sus manos, podemos estar seguras que Él tiene el timón. Nos da la libertad de elegir, y con paciencia y amor nos guía. Muchas veces, Él permite que pasemos por caminos oscuros, para que aprendamos a confiar. Otras veces permite tropiezos para que seamos fuertes y en las tormentas, aprendemos a depender totalmente de Él.
Cuando tenemos la certeza de Su presencia en nuestras vidas, podemos disfrutar el viaje, sin importar las circunstancias. ¡Qué gran gozo cuando al final llegamos a nuestro destino! Se nos olvidan las dificultades que tuvimos durante el viaje y comenzamos a disfrutar con alegría. Quisiéramos que el tiempo no se acabe mientras disfrutamos del lugar. ¡Así o más glorioso será aquel día cuando lleguemos a nuestra patria celestial! ¡Qué hermoso será encontrarnos con nuestros familiares y amigos! ¡Qué profundo gozo sentiremos cuando estemos con Nuestro Salvador por siempre!
Hoy, no te enfoques solo en el camino y sus contratiempos. Lo más importante es que no te detengas. Preparémonos bien para este viaje con Jesús. No importa las dificultades del camino, confiemos en nuestro chofer, pues nos llevará a salvo a nuestra meta final.
Evelyn Nieves